viernes, 12 de junio de 2009

Hermoso ejemplo de superación.


Ayer no fue un día feriado para Norkis. Como no hubo clases, antes de las 7:00 de la mañana estaba en el mercado de la Duarte comprando víveres para abastecer el puesto donde trabaja: la acera de una esquina en la intersección de las avenidas San Vicente de Paúl con Fernando de Navarrete, en el sector Los Mina.

Tiene cara, fuerza y voz de hombre, pero apenas 13 años.

Es el primer varón de una prole de cuatro hijos; su padre murió cuando tenía seis años, cursa el quinto curso de primaria y vive en Sabana Perdida.

A los nueve años comenzó a trabajar en un taller de mecánica y lo dejó tres años después para dedicarse a contar plátanos y abrir fundas en el mercadito de “La Bomba”, como le llaman a la famosa esquina de este sector.

Allí trabaja desde que sale de la escuela y hasta las 8:00 de la noche. Cobra 150 pesos por día y con el dinero ayuda a su mamá y compra ropas. El mayor temor de Norkis no es que se lo lleven “unos policías que hace días caminan por las calles y se llevan a los niños que encuentran trabajando”.

Su mayor temor es no poder ayudar a su mamá y seguir estudiando para un día convertirse en mecánico. Por eso trabaja todos los días, incluyendo los feriados.

Norkis no sabía que un día antes, cientos de niños y jóvenes marchaban por las calles de Santo Domingo reclamando que se erradique el trabajo infantil y pidiendo que a los adolescentes como él sólo se les permita estudiar y divertirse.

Tampoco sabía que durante toda la semana, organismos internacionales e instituciones estatales abogaban porque se redoblen los esfuerzos para erradicar las peores formas de trabajo infantil que se realizan en el país, mucho más peligrosas que las que él ejerce.

Fuente: Listíndairio.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario